sábado, 21 de marzo de 2009

Fin

Era una noche fría y oscura. El cielo tronaba y por dentro su corazón se hacía añicos resquebrajándose con cada espasmo de su alma herida. Era como si el fin del mundo estuviese ocurriendo en ese preciso instante, pero en realidad solo era el principio del fin, el fin de su primera vida.


Ana se sentía herida de muerte, pero no era ella la que iba a morir, solo iban a morir sus sueños, sus esperanzas y su alegría. Aunque bueno, su alegría había desaparecido hacía bastante tiempo, solo que no se había dado ni cuenta, y a sus sueños y esperanzas apenas iban a sobrevivir un año más. Todo estaba a punto de colapsar, los cimientos estaban a punto de ceder.