martes, 18 de octubre de 2011

Occupy London – St Paul - 15O

Ayer diferentes personas alrededor del mundo, digamos que unos cientos de miles… tal vez más, no sé cuantas pero muchas, nos pusimos de acuerdo para salir a manifestar de forma simultánea nuestra indignación hacia los mercados de valores y los bancos responsables de causar una crisis de repercusiones a escala global. No está mal, verdad. Hace unos años, algo así se me habría hecho inimaginable, no tanto por el contenido de la protesta, como por la extensión, dispersión y alcance. Bendito sea internet. En mi caso fui a la convocatoria de Londres, dado que es ahí donde resido, y si os digo la verdad, en un principio no me pareció gran cosa. Había gente, pero no multitudes y me pareció que la cosa iba a pasar desapercibida por los medios. Confieso que soy de las que pienso que los medios de comunicación dominantes están minimizando las protestas todo lo que pueden, o al menos dando la información digamos muy "editada". Pero luego he buscado en internet y tras ver fotos y videos, me he sentido mucho mejor, viendo que ciudadanos desde Tokio a Berlin, pasando por Sidney estábamos ahí, porque estamos despiertos, estamos atentos, nos negamos a ser esclavos de la élite financiera y exigimos que se nos escuche. Exigimos una democracia real. Exigimos a nuestros gobernantes que gobernantes que gobiernen para nosotros, no para los que manejan el cotarro del dinero, esos cuya avaricia no tuvo límites y que nos han llevado con irresponsabilidad absoluta a donde nos encontramos mientras los políticos a los que votamos y pagamos con nuestros impuestos miraban hacia otro lado. Demandamos un cambió y lo demandamos haciendo uso de derechos ciudadanos básicos como la libertad de expresión, de reunión, de asociación… no se me ocurren más, pero seguro hay mas.

En este sentido y dejando de lado valoraciones personales de contenido y fondo, lo que hoy quería contar es como viví la pacífica aunque nada sutil y desde luego represiva táctica de la policía británica hacia lo que era una pacífica manifestación ciudadana. Tiene hasta nombre, "the kettle". Y hace falta que se cuente porque en una sociedad libre y supuestamente democrática, es inadmisible.

La acción se desarrolló como sigue. Londres, St. Paul durante una manifestación completamente pacífica, la policía sitió la plaza. Cuando yo llegué no se podía entrar, es decir te negaban tu derecho fundamental a manifestarte pacíficamente. Por otro lado, a los que estaban dentro desde temprano no les dejaban salir a no ser que fueran turistas o parecieran turistas. En ese caso si podías salir. Para que quede claro, los que estaban ahí desde temprano ni siquiera sabían que estaban sitiados. Mi amigo se dio cuenta de que no podía salir cuando intentó hacerlo. Yo seguí por allí intentando entrar hasta que encontré un único sitio por donde te dejaban entrar a la plaza, pero con una cámara de la policía que grababa a todo el que entraba. Una vez dentro, con el paso de las horas la policía fue cerrando el cordón y taparon toda la visión de la plaza con sus camionetas. El ambiente era tranquilo, gente con sus pancartas conversando, incluso se podía ver algún que otro matrimonio con bebes o niños pequeños, y en cualquier caso nunca demasiada gente, siempre hubo espacio para moverse y circular, y antes de que cerraran el cordón había gente haciendo cola en el Starbucks, o nosotros mismos nos metimos a comer al Pizza Express, para que os hagáis una idea de lo subversivo de la ocupación. Ya llevábamos unas cuantas horas y finalmente decidimos irnos o al menos intentarlo. Creo que eran como las cuatro o cinco de la tarde. Por el cordón principal era imposible salir, así que nos dirigimos hacia una de las calles laterales de la catedral. Una vez allí con policías bloqueando toda la calle, uno nos paró. Nos dijo que no podíamos salir, pero delante nuestro acababa de salir una chica. Le pregunto porque ella si puede y nos pregunta que si éramos manifestantes. La única manera de salir era negando que fueras manifestante. Les mentí tranquilamente con premeditación alevosía y sin ningún remordimiento. Como ciudadana creo que tengo todo el derecho del mundo a entrar o salir de una manifestación cuando me plazca. Sobre todo cuando te salen con argumentos tan absurdos como los que le dieron a mi amigo cuando intentó salir la primera vez. A la pregunta de por qué no se podía salir. Respuesta: para evitar comportamientos antisociales. Pregunta: ¿que se considera un comportamiento antisocial, no permitir que la gente vaya a su casa es un comportamiento antisocial? Respuesta; Si. (WTF! Entonces déjame irme a mi casa). Pregunta: ¿Cuándo podremos salir? Respuesta: cuando se acabe. Pregunta: cuando se acaba? Respuesta: Cuando se vaya la gente. Semejante respuesta se merece otro WTF! Como se va a ir la gente sino la dejas salir.

La técnica esta de sitiar e ir cerrando el cordón le llaman kettle y es fácil ver que funciona en dos sentidos. Por un lado evitas que la gente que viene a manifestarse pueda entrar, y cuando te dejan entrar por puntos estratégicos de control evidentemente te lo piensas dos veces. Había mucha gente que se quedó fuera y no pudo o no se decidió a entrar, y mientras estás fuera sin poder entrar muchos se desaminan y sencillamente se va. Disuasorio total. Por otro lado cojona un poco cuando decides entrar. Y una vez dentro, saber que cuando quieras salir vas a tener problemas agobia un poco, con lo que se favorece que se genere tensión.

Tal vez, leído o contado no parezca tan grave la cosa, pero sí lo es. Cuando los que tienen el poder usan las instituciones del estado para coartar la libre expresión, es que algo anda muy mal. Porque su obligación es escucharnos, que para eso les pagamos. Y todo esto sin contar las tergiversaciones de la prensa, como la de la BBC refiriéndose a la ocupación en St. Paul como "los acampados anticapitalistas". Lo que induce a pensar una de dos. O ni se han pasado a ver lo que hay, pues la diversidad de gentes, opiniones, ideas, propuestas, demandas... da para mucho más que para una generalización tan errónea como burda. O dos, Mass Media Control. Pero eso ya es harina de otro costal, que daría para otra entrada de blog que seguramente me dará pereza escribir.

Es hora de despertar. Es hora de actuar.

Difunde la palabra. Busca la verdad.